Cocinar con cannabis es una forma creativa y divertida de disfrutar los efectos relajantes y medicinales de esta planta. Aunque puede parecer complicado, cocinar con cannabis es bastante sencillo, siempre y cuando sigas algunas reglas básicas.

Cocinar con cannabis implica la extracción de los cannabinoides (principalmente THC y CBD) de la planta de cannabis y su incorporación en un medio de cocción para su posterior consumo. Los cannabinoides son liposolubles, lo que significa que se disuelven en grasas y aceites, por lo que se suelen mezclar con mantequilla o aceite para su uso en la cocina.

Para activar los cannabinoides y hacerlos psicoactivos, se debe llevar a cabo un proceso de decarboxilación. La decarboxilación es un proceso que implica la aplicación de calor al cannabis para transformar los cannabinoides ácidos (THCA y CBDA) en sus formas activas (THC y CBD). La decarboxilación se realiza típicamente calentando el cannabis en un horno a una temperatura baja y constante de aproximadamente 110°C durante unos 30-45 minutos.

Una vez que se ha completado la decarboxilación, se puede mezclar el cannabis con una grasa o aceite, como mantequilla o aceite de coco, para su uso en la cocina. Es importante tener en cuenta que la cantidad de cannabis utilizada debe ser cuidadosamente medida y controlada para garantizar una dosificación precisa y consistente en cada porción de la comida cocinada.

Al cocinar con cannabis, es importante prestar atención al perfil de sabor del cannabis, ya que puede ser bastante fuerte y desagradable. Para disimular el sabor del cannabis, se pueden agregar otros ingredientes fuertes, como chocolate, café o hierbas aromáticas, para crear un sabor más equilibrado y agradable.

En conclusión, la cocina con cannabis es un proceso que requiere cuidado, precisión y experiencia. Es importante seguir las mejores prácticas de seguridad y etiquetado, así como controlar cuidadosamente la dosificación y el sabor del cannabis para garantizar una experiencia culinaria agradable y segura.